Es dificil decidir cuáles de las áreas tradicionales de cooperación han sido, y son, decisivas en el desarrollo humano. Durante décadas, instituciones gubernamentales y civiles han trabajado en asistencia médica y sanitaria, han luchado contra las crisis alimentarias y han trabajado en la educación. Cuando nos presentaban a alguien que se dedicaba a trabajar en paises del tercer mundo (o del sur o en vias de desarrollo, como queramos llamarlos) automáticamente imaginábamos que esa persona debía ser médico, misionero o profesor. Desde la perspectiva ingenieril no es dificil ampliar este abanico y que se nos ocurran otras áreas, también decisivas, como la ingeniería civil (los trabajos en infraestructuras de comunicaciones terrestres o marítimas, de accesibilidad al agua, …) o la arquitectura (proyectos de habitabilidad básica por ejemplo en campos de refugiados, de reconstrucción en caso de desastres naturales, etc.) Estas son labores que, si bien no son las primeras que se nos vienen a la mente cuando pensamos en trabajos de cooperación al desarrollo, no nos son, tampoco, ajenas puesto que, al fin y al cabo, estamos acostumbrados a ellas por los proyectos de grandes organizaciones de ayuda humanitaria como Cruz Roja, Naciones Unidas y otros.
Pero el desarrollo humano actual no depende exclusivamente de estas disciplinas. Empieza a resultarnos habitual la incorporación de las nuevas tecnologías a todos los ámbitos y el de la cooperación al desarrollo no deja de ser uno de ellos. Comenzamos a asociar el campo de las comunicaciones a los proyectos de paises en vías de desarrollo. Antenas parabólicas para comunicar via satélite comunidades remotas, repetidores para dar acceso universal a la telefónica movil en zonas inaccesibles, conexiones via internet utilizando coverturas wifi para dar teleasistencia a centros médicos de zonas aisladas o deprimidas.
Y ¿donde queda la informática en todo esto? ¿hemos oido alguna vez hablar de cooperantes informáticos? ¿nos parece un proyecto de informática algo prioritario en el ámbito de la cooperación internacional al desarrollo? La mayoría de la gente respondería “no” a las dos últimas preguntas y, sin embargo, la respuesta debería ser “si”.
Cooperación universitaria al desarrollo (CUD)
Recientemente se ha producido un aumento significativo del papel de las universidades en el mundo de la cooperación al desarrollo. Muchas han pasado de ser meros donantes o proveedores de voluntariado a participar activamente como agentes de cooperación cualificados. En algunas universidades se han oficializado grupos de cooperación, que integrando a profesores y estudiantes, no solamente consiguen abordar proyectos de alta dificultad técnica sino que, además, han sido capaces de integrar esta actividad dentro de la investigación y la docencia de los profesores y de los planes de estudios de los alumnos. Encontramos por tanto asignaturas relacionadas en las titulaciones,
proyectos fin de carrera, fin de master y tesis doctorales sobre temas de cooperación o de desarrollo humano en general y líneas de investigación activas de profesores sobre estos mismos temas. Estas líneas de investigación no solo se contabilizan con las consiguientes publicaciones necesarias para su reconocimiento científico sino que suelen estar avaladas por trabajos en el terreno. Todo esto implica que las universidades occidentales han vuelto la cabeza a los problemas del otro 80% de la población mundial para fijarse entre sus objetivos atender no solo las inquietudes locales sino los grandes problemas de la humanidad actual y de acuerdo con esto muchas universidades han firmado códigos de conducta para reconocer publicamente este interés.
El potencial de las universidades en el ámbito de la cooperación tiene muchas ventajas, las obvias son de caracter profesional, por la calidad que aportan a los proyectos y el amplio y sobrado conocimiento experto procedente de su especialización, y además de estas encontramos muchas ventajas económicas que son tan importantes en estos tiempos de crisis.
Si bien la CUD se ha definido como tal recientemente, hace décadas que existen grupos de investigación y grupos informales de profesores y alumnos trabajando en cooperación desde las universidades. Como se comentaba al principio de este artículo, hay múltiples disciplinas muy prolijas en resultados en este campo pero la informática no estaba en ese grupo. No deja de ser una disciplina nueva y por tanto no hay tradición de su utilización en cooperación al desarrollo. Sin embargo nuestra experiencia nos dice que no solo es importantísima en sí misma por sus implicaciones organizativas y de desarrollo de estructuras y formalización de procesos en paises en vias de desarrollo sino que es imprescindible de forma trasversal en una gran mayoría de proyectos de otras disciplinas.
Disciplina trasversal
Los proyectos de asistencia sanitaria en situaciones críticas, paupérrimas o de emergencia son quizá los más urgentes y demandados desde paises del sur. Cada vez más somos conscientes de la importancia que tiene el software que se desarrolla para estas atenciones. El e-health se ha convertido en una prioridad para la realización de pruebas, visualización de resultados, asesoramiento en remoto de personal poco cualificado de zonas aisladas, etc.
Otro ámbito prioritario es el de la enseñanza. Esto pasa por la utilización de programas de enseñanza asistida que suplan la carencia de profesorado cualificado, la utlización de herramientas de e-learning y b-learning (combinación de docencia presencial con herramientas on-line) y cualquier herramienta de gestión en definitiva (software administrativo para universidades, gestión de becas, gestión bibliotecaria, etc.) Nuevas propuestas específicas hablan de c&d-learning para denominar la adaptación de herramientas de e-learning a las condiciones específicas (de carencia de medios y limitaciones técnicas) de los paises en vias de desarrollo.
Grandes proyectos centrados en las telecomunicaciones, como los que conectan con antenas parabólicas regiones aisladas tienen que tener obligatoriamente una componente software importante puesto de qué serviría la conexión si luego no se tienen las herramientas para gestionar la comunicación entre los puntos remotos.
Y en definitiva, cualquier tipo de proyecto (de agronomía, arquitectura, etc.) suele tener una componente organizativa o de otro tipo que exige la utilización de equipos informáticos y software tanto para la gestión, como para la contabilidad y para otras labores.
Informática versus corrupción
Es quizá en el apoyo a las labores gubernamentales donde la utilización de la informática tiene una relevancia decisiva. Es bien conocido que una de las grandes lacras a las que nos enfrentamos (tanto en paises desarrollados como en paises en vias de desarrollo) es la corrupción. La corrupción en algunos paises se extiende desde las pequeñas transacciones cotidianas, hasta los más complejos procesos económicos.
En este sentido la automatización de los procesos reduciendo permisos de actuación, registrando movimientos, manteniendo históricos, publicando criterios y visibilizando concursos y asignaciones públicas es una informatización necesaria. En cierto modo podemos aseverar que el desarrollo y la implantación de la informática en una sociedad reduce su exposición a procesos de corrupción. En pocas palabras: “a más informática, menos corrupción”.
De esta manera, la informática se convierte en una disciplina clave para el desarrollo humano que además por su propia idiosincrasia transversal a practicamente todas las otras disciplinas influye y condiciona el desarrollo humano en todos sus ámbitos.
Mirando al futuro
La tecnología en general y la informática en particular avanzan a velocidades trepidantes. Los nuevos dispositivos informáticos, las redes sociales y la gobalización de las comunicaciones nos llevan a innovadoras soluciones para los más importantes retos a los que la sociedad actual tiene que enfrentarse.
Así tenemos ejemplos curiosos como la utilización de los mensajes de twitter para avisar sobre catrastrofes naturales en cuestión de segundos, la identificación de los movimientos migratorios y de desplazamientos humanos consultando los movimientos de las tarjetas de telefonía móvil, el uso de funcionalidades de las redes sociales para avisar de forma sencilla e inmediata de que estamos bien tras situaciones de emergencia y así poder localizar familiares y amigos con geolocalización, etc.
¿Qué opinaría Turing de todo esto? Probablemente le fascinaría, no hablamos de aplicaciones en investigación fundamental, aplicaciones para inteligencia artificial o temas avanzados de proyectos exclusivos, las líneas de trabajo abiertas en el campo de la cooperación, y del desarrollo en general, son incontables,
la irrupción de soluciones tecnológicas innovadoras en el ámbito de problemas tradicionales está cambiando el mundo y la informática está en este proceso convulso, como punta de lanza de las nuevas tecnologías.
Susana Muñoz es profesora contratada doctor de la Universidad Politécnica de Madrid y miembro del grupo TEDECO (Tecnología para el desarrollo y la cooperación) de la Facultad de Informática.