Los desafíos de la Agenda de desarrollo Post 2015

Crónica escrita por Jaime Cervera, miembro del comité de dirección del itdUPM, sobre la jornada organizada por la Coordinadora de ONGD-España sobre los objetivos post 2015 y celebrada el pasado 28 de junio de 2013 con e título: “¿Qué sucede a partir de 2015? El nuevo espacio de influencia de la agenda del desarrollo”

El objetivo de la jornada era presentar tanto el estado como el proceso previsto en la discusión internacional sobre la Agenda de desarrollo Post 2015, proceso en el que un objetivo buscado –tal vez se alcance, o tal vez no– es la convergencia entre las agendas internacionales de lucha contra la pobreza -ODM, cumbre del Milenio- y de lucha contra el cambio climático y por el desarrollo sostenible -ODS, Rio+20-.

La presentación de la jornada incluyó una intervención de Gonzalo Robles (Secretario General de Cooperación Internacional) en la que hizo mención a las aportaciones españolas al proceso y en particular al próximo paso, correspondiente a la Asamblea de NNUU de septiembre -la consulta y conferencias sobre Seguridad Alimentaria y Nutricional SAN como elemento destacado- y la preocupación española de incorporar de forma adecuada los retos asociados a los Países de Renta Media (en los que contabiliza al 70% de los pobres del mundo).

Citó las líneas de trabajo de máximo interés en la agenda española (SAN, Agua y Saneamiento, Género, Vulnerabilidad, Salud Global…) aunque sin perder de vista los elementos transversales (DDHH, Género, Igualdad, Justicia y Paz, y Gobernanza…) o elementos de coherencia entre las distintas políticas del estado.

En relación con los recursos habló de la necesidad de mantener los flujos de AOD, pero también de incorporar recursos nuevos (recursos internos, vía fiscalidad y control de la evasión, tasas internacionales, etc…) manifestando el interés, pese a la dificultad, de establecer una agenda financiera única para una agenda en convergencia (ODM-ODS)… y finalizó asegurando que el estado coincide con los organizadores en objetivos de lucha contra la pobreza, y llamando a trabajar conjuntamente.

Cabe señalar que muchos de los elementos de su intervención proceden de aportaciones realizadas por el grupo de expertos académicos que coordina José Antonio Alonso y que se citan después.

Gabriel Ferrero, del Secretariado unificado de NNUU para la planificación post 2015 intervino presentando en detalle los procesos intergubernamentales en paralelo a los procesos de apoyo desde el Sistema de Naciones Unidas para establecer la agenda “unificada” –si es que se alcanza tal unificación– destacando que, frente a la Cumbre del Milenio y los ODM, se trata ahora de un proceso con una escala de participación sin precedentes, que deriva por separado de las Cumbres de octubre de 2010 sobre los ODM y de Junio de 2012 (Río+20) y de los mandatos establecidos para planificar las políticas post 2015.

Detalló el calendario intergubernamental (marcando la Asamblea de Septiembre como elemento importante, aunque también hay otros (ECOSOC…) y señalando la primavera de 2014 como período clave en el proceso que en NNUU llaman pasar del “modo” deliberativo al modo de “negociación” ) En relación con los procesos de apoyo de NNUU citó los informes resultado: HLP Report de mayo de 2013, UNTT Report Junio 2012, The Global Conversation (Consultas temáticas de UNDG), con avances de Abril de 2013 y resultados probables en Agosto, “An Action Agenda for S.D” del SDSN, Junio de 2013, Consultas regionales desde el UNDG, y Consultas desde el Global Compact a 43 redes locales y LEAD.

Considera más que probable la convocatoria de una Cumbre Mundial en 2015 -tal vez coincidiendo con el período de la Asamblea General- para aprobar la agenda. Y señaló que el volumen de movilizaciones asociado a los procesos de participación está facilitando la convergencia entre los consensos emergentes y las negociaciones entre los estados, mostrando el impacto del proceso en las agendas de los estados.

Señaló como resultados el consenso en que los ODM han sido fundamentales pero mejorables, en la demanda de una agenda global que empodere a la ciudadanía, en la necesidad de un liderazgo en pro de un mundo equitativo y sostenible, la necesidad de una agenda global en DDHH, rendición de cuentas, … etc.. así como los riesgos de confrontar los recursos contra la pobreza con los necesarios para afrontar los retos del cambio climático y la consiguiente pérdida del foco en las personas.

John Patrick Ngoyi hizo una intervención en la que relativizó el “proceso de participación” descrito, poniendo de manifiesto que las propuestas, intervinientes, etc… eran mayoritariamente de”expertos” procedentes del mundo occidental, con nula participación de las poblaciones pobres mundiales… y poniendo de manifiesto que en la agenda global, en la agenda de la “erradicación de la pobreza” y en la lógica de la “accountability” la realidad de los países occidentales –y de su sector privado– tiene una importancia de primer orden para los pobres del mundo en desarrollo: la corrupción no es un problema propio: la corrupción en España, o los modos de producción y consumo en ésta, son clave en el desarrollo y en la pobreza en Nigeria y por tanto en sus intereses globales: La agenda por la transparencia, la rendición de cuentas, etc. debe ser una agenda global.

De modo que considera clave la eliminación de los flujos ilegales, la rendición de cuentas desde las corporaciones –impactos sociales y ambientales, o en derechos humanos…– y el consenso sobre el tipo de desarrollo o crecimiento que se necesita –¿beneficios o empleo?– de modo que el “desarrollo” sea parte de la solución, y no parte del problema: expresando que el planeta no da para un modo de consumo como el de las sociedades occidentales, lo que exige el cambio de modos de producción y consumo.

Es consciente de la interdependencia entre objetivos (no se puede erradicar la pobreza en contra de la naturaleza) lo que exige mayor equidad –el escándalo de la extrema riqueza no puede aislarse del de la extrema pobreza– llamando al final de su intervención por una agenda global contra la corrupción y por la transparencia en todas las políticas, así como por un “crecimiento” más equitativo, pues cuando no lo es sólo se incrementa la pobreza y la frustración.

Finalmente comentaré la intervención de José Antonio Alonso que ha coordinado al grupo de expertos de instituciones académicas que, por encargo de la Secretaría General, ha estado trabajando en los que podrían ser los Aspectos Críticos de la Agenda post 2015, grupo que todavía no ha rematado su tarea en un documento final.

Partió de los logros y limitaciones de los ODM, contando con los logros con su papel movilizador – aun tardío– de compromiso conjunto, y con la delimitación relativamente precisa de metas y plazos, aun pese a la simplificación de los problemas del desarrollo y al silencio en cuanto a medios y estrategias. Otras limitaciones están en el sesgo en los sistemas de seguimiento y evaluación –no adecuados a procesos claramente no lineales, no midiendo por tanto adecuadamente los esfuerzos en los casos más difíciles– o en la asimetría de compromisos, escasa participación … y, en relación con los Países de Renta Media, en un planteamiento con el que éstos difícilmente han podido identificarse.

Comentó los estudios abordados (Nuevas dimensiones , Participación, Sostenibilidad, Medios y recursos, Conexión entre Desigualdad y Pobreza, el caso de los PRM) y la intención de concentrar objetivos, señalando como resultados preliminares una lista de dimensiones a incorporar (Desarrollo sostenible y Cambio Climático, DDHH y buena gobernanza, Desigualdad, Paz y Seguridad –frente a las diferentes formas de riesgo e incertidumbre que afectan especialmente a los pobres– Crecimiento económico y empleo, así como el establecimiento de Compromisos globales más exigentes) así como la necesidad de Indicadores que aun siendo fiables y accesibles, respondan a una métrica que va más allá de los indicadores mismos.

Coincidió con John Patrick en la perpectiva de llevar la participación a la construcción de una política de rendición de cuentas en el seno de los países y a escala global, de mover los canales de presión no sólo a establecer las posiciones nacionales, sino a demandar resultados…

Señaló las dificultades en torno al concepto de “sostenibilidad” y a la asignación de prioridades en situaciones de contradicción, en un concepto que “aparentemente” incluye todo, y mostró que en este contexto hay que romper la narrativa doble: “la mayor responsabilidad de los países desarrollados –ha sido los mayores emisores–” frente a “la necesidad de frenar los procesos contaminantes de los países en desarrollo” poniendo en cuestión los modelos de producción y consumo…

Trató la dificultad de incorporar la dimensión de la Desigualdad –aunque ha habido avances en la reducción de la pobreza extrema, no los ha habido igualmente en esta, que por otro lado, muchos consideran funcional por activar la competencia– y la opción de hacerlo por vías indirectas, a saber, incorporando la heterogeneidad de la pobreza mundial y por otro lado tratando de establecer mínimos absolutos universales (estándares universales mínimos en acceso a servicios básicos, recurso, etc).

Señaló la necesidad de que la agenda incorpore los elementos de financiación, considerando como elementos clave los recursos domésticos no disponibles por causa de fiscalidad ausente, la lucha contra la evasión y los flujos ilícitos, compromisos más ciertos en materia de AOD, elementos de fiscalidad internacional (el caso de las tasas a las transacciones financieras, considerando estas como una reparación global de un cierto mal global, y por tanto exigiéndose un tramo para esta reparación, etc…) señalando algunos elementos de detalle de interés, como excluir los flujos de AOD del cómputo en los límites fiscales de los países, por ser cuestiones de responsabilidad internacional inexcusables.

Trató más temas, pero es de interés el enfoque final a las aportaciones que hará el grupo: Considerando el posible “relato” de los ODM como uno o varios de entre los siguientes, los analizó, descartando uno de los relatos, manteniendo los otros dos. ¿Son una agenda global de desarrollo? ¿Cómo afectan por tanto a los diferentes países? ¿Son un “benchmarking”? ¿Cuáles son en este caso los referentes, y cómo incluyen estos a los PRM ¿Son un cuadro de estándares sociales mínimos universales?

Dada la dificultad de establecer un conjunto limitado de objetivos como una agenda global con la que puedan identificarse países en condiciones muy diferentes, abogó por los dos últimos enfoques y mostró de forma preliminar algunos de los posibles modos de formularlos en las áreas de trabajo o dimensiones del desarrollo consideradas por el grupo.

Aunque hubo más intervenciones y un cierto debate, he señalado, en este resumen que trata de no ser especialmente extenso, algunos de los elementos que he considerado de mayor interés.