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El pasado miércoles, 9 de octubre, la Asociación de Profesionales por la Calidad de la Cooperación al Desarrollo (ACADE) celebró un debate sobre cuál puede ser la conformación del sistema de cooperación para el desarrollo del futuro y cuáles pueden ser sus tareas y formas de trabajo.
Estas son las notas que hemos extraído en forma de preguntas de este debate:
¿Tiene sentido seguir hablando de la ayuda al desarrollo en este momento?
Gonzalo Fanjul, conocido investigador del sector y coordinador del blog 3.500 millones, lanzaba esta pregunta a los ponentes al inicio del debate.
“Tiene sentido porque las desigualdades crecen. Debajo de las cifras macroeconómicas, persisten desigualdades muy grandes”, señala Amalia Navarro, coordinadora de la Campaña del Milenio de Naciones Unidas de Europa y Latinoamérica.
“Quitaría la etiqueta de Ayuda al Desarrollo, y empezaría a hablar más de lucha contra las desigualdades. Porque los problemas del Norte y del Sur cada vez están más alineados entorno a la desigualdad.”
Para José Antonio Alonso, catedrático de Economía de la Universidad Complutense, lo que no tiene sentido es pensar la ayuda como la pensábamos en el pasado. “Tenemos que pensar en una política global de desarrollo. Hay que seguir con la agenda de eliminación de la pobreza, pero seguimos con la agenda de la ayuda, y así vamos equivocados”.
Alonso también pone el acento en la desigualdad y señala como ejemplo el efecto que produciría en los países latinoamericanos de renta media y con grandes desigualdades una política fiscal más distributiva. “¿Qué esfuerzo le supondría al 20% más rico de países de renta media una mayor redistribución fiscal? El porcentaje sería despreciable, mucho menor del 1% de la renta”.
El debate es crucial para preparar la agenda post2015. Y Amalia Navarro señala, en este sentido, una encuesta que se ha realizado a personas de los 194 países miembros de la ONU y que demuestra que las prioridades son similares en el Norte y en el Sur. ”Lo que nos separa es el paradigma de que los países de Sur quieren y los del Norte dan.”
¿Cómo afrontamos el hecho de que la sociedad española haya dado la espalda a este asunto?
Ésta fue la siguiente pregunta lanzada por Gonzalo Fanjul. Amalia Navarro comenzó realizando autocrítica: “No hemos hecho una política de transparencia ni una pedagogía de cómo las políticas de desarrollo son capaces de cambiar el mundo”.
“Al retirarse el dinero, nos hemos dado cuenta de que estábamos hablando solos, no con los ciudadanos. No éramos conscientes de que lo público es de todos.”
Para Irene Milleiro, directora de campañas de Change.org, “no nos hemos preocupado en desmontar una frase recurrente en la sociedad: ‘Es que no se sabe si llega ”.
Aun así, considera que una parte importante de la sociedad española le importa la justicia, y pone como ejemplo una petición desde Guatemala publicada en Change sobre el acaparamiento de tierras. “La forma en que estaba planteado enganchaba con el problema de los desahucios en España, lo que generó muchas firmas.”
“Antes las ONG contaban lo que ocurría en el Sur. Ahora, con las Nuevas Tecnologías, se generan comunidades y redes grandes por ciertas causas que importan a la ciudadanía. Y el liderazgo está más distribuido.”
Una oportunidad que tiene el sector es el de crear nuevas narrativas, porque la cooperación al desarrollo cuenta con historias muy potentes.
“Oigo mucho el impacto de los recortes en las personas de Sur pero todavía no he visto ONG que muestren ejemplos, historias reales”, señala Milleiro.
A la ciudadanía no le costará mucho trabajo ponerse en el papel de la importancia de tener cubiertas necesidades básicas como vivienda, medicamentos… Como señala Milleiro, “tenemos que buscar esa empatía que enlaza nuestras necesidades con las necesidades de los países del Sur”.
Para finalizar, Milleiro pone un ejemplo que afecta a cómo se comunica en el sector. “He recibido más retorno de un proyecto que apoyo de crowdfunding que de las cuatro ONG de las que soy socia”.
¿Hacia dónde va la cooperación española?
Había más o menos coincidencia entre los ponentes de los Diálogos de ACADE en que la cooperación española está teniendo un perfil muy bajo en el debate del futuro de los ODM.
Para Carlos Cordero, presidente de ACADE, ha cambiado la agenda sin que el sector se haya dado cuenta. “Los debates en otros países ya son otros y aquí seguimos con la agenda antigua. Ahora ya empiezan a reaccionar, pero se ha hecho tarde.”
Alonso señala cinco puntos clave que tendrán que abordarse para crear un nuevo modelo de cooperación:
- Transitar de una política de ayuda a una política de desarrollo global
- La acción de desarrollo no es del Ministerio de desarrollo sino de todo el Gobierno. Porque si no, convertimos la política de cooperación en una política interna.
- Visión sistémica: no podemos seguir hablando de cómo va lo mío, todo lo que pasa en el planeta nos afecta.
- Las ONG deben dar más importancia a la incidencia política, tanto en el Norte como en el Sur.
- Hay que abandonar el sentimiento de superioridad de que nosotros tenemos la buena agenda de desarrollo. A veces, lo que aquí nos preocupa no es lo que preocupa en el Sur.
¿Qué podemos poner en valor desde el sector de la cooperación?
Para José Antonio Alonso, por el lado de las ONG hay dos dimensiones necesarias –incidencia política y capacidad técnica– que se han mezclado muy mal. “En los últimos años ha primado la capacidad técnica. Y nos hemos empeñado en resolver técnicamente la pobreza”.
Carlos Mataix, director del itdUPM, señala tres grandes capitales que tiene el sector:
– El capital humano: “Hay un talento que se ha ido desarrollando estos años, y encuentro profesionales con un conocimiento muy valioso, tanto en las ONG, como en las empresas y en la Administración Pública”.
– El capital social internacional producto de las redes de cooperación que se han ido tejiendo.
– El capital de la ilusión y la vocación transformadora.
Para Mataix, “Estos activos no han estado suficientemente aprovechados por la cooperación”.
¿Alianzas? El mestizaje como una forma de innovación
Rafael Garranzo, director de Cooperación para América Latina en la AECID, pone el acento en un sistema global de cooperacíón que ha cambiado. Ahora encontramos la tradicional cooperación Norte-Sur, Cooperación Sur-Sur, Cooperación triangular, etc.
A ello se añaden nuevos actores, algunos de ellos van por libre, otros cuestionan referentes clásicos como la alianza de Busan… “La agenda es muy compleja y estamos yendo a un sistema más heterogéneo, menos consensuado y más desordenado”, señala Garranzo.
Para Carlos Mataix, “hasta ahora, trabajábamos en redes muy homogéneas, donde las ONG se conectaban entre sí y con puntos de vista similares. Han primado las redes de propósito institucional, frente a otro tipo de redes más orientadas al conocimiento”.
En este sentido, Mataix propone el mestizaje. “Para lograr redes capaces de producir conocimiento nuevo hace falta la mezcla, y hacen falta instituciones diseñadas para trabajar con esas redes de conocimiento”.
Uno de los problemas que señala Mataix para lograr esas redes es la falta de permisividad al fallo, como ocurre por ejemplo en la Administración Pública. Pero también en las ONG, y pone como ejemplo las memorias de éxitos y fracasos que publica periódicamente Engineers Without Borders Canada.
¿Estamos innovando?
“Estamos entrando en la innovación a veces de forma defensiva. Y es mal punto de partida tomar la innovación como algo excepcional”, señala Mataix.
Y pone como ejemplos de buenas prácticas los Hubs de Innovación donde interaccionan actores de diversa naturaleza para mostrar otras formas de trabajar y cómo es posible desarrollar proyectos bajo otras perspectivas.
Pero lanza una reflexión: “¿Quién corre con los costes de la innovación y quién se beneficia de ella? Una gran parte de las innovaciones están financiadas por centros públicos, como la universidad.”
¿Y qué está haciendo Intermón Oxfam ante esta situación?
José María Vera, director de Intermón Oxfam, señaló algunas de las estrategias que está emprendiendo esta ONG para adaptarse al nuevo entorno global. Así, el proceso Oxfam 2020 tiene como objetivo crear un nuevo tipo de organización para ser más eficaces.
En América Latina, están dedicando esfuerzos a fortalecer las sedes de Oxfam México y Brasil, como países emergentes que ya están desempeñando un papel crucial en la agenda del desarrollo.
En España, están trabajando una narrativa que les ayude a mantener su base social. Esa narrativa comienza por conectar la solidaridad nacional y la internacional y lograr que las reivindicaciones de los movimientos sociales incorporen la cooperación.
Además, Vera anunció que, en diez días, la nueva marca será Oxfam Intermón, para dar más relevancia al trabajo global y en red entre los diferentes Oxfam.