Vera Ruffato, actualmente de estancia post-doctoral en el itdUPM, es investigadora del Instituto Virtual Internacional de Cambio Climático de la Universidad Federal de Rio de Janeiro. El pasado 13 de julio presentó el objeto de su tesis doctoral, defendida en 2016: cómo los patios y jardines de las viviendas pueden contribuir a la formación de las áreas verdes urbanas y la necesidad de incorporarlos a la planificación urbana.
Ante todo, la investigadora aclaró que la imagen que se tiene desde fuera de Rio de Janeiro no se corresponde con la realidad. La ciudad sufre una clara dualidad. Por un lado, frente al mar y con los cerros como telón de fondo, se encuentra el “Rio”, la zona turística, verde y planificada. Por otro lado, el “Janeiro”, con una superficie mucho mayor, tiende a ser gris y olvidado por los planificadores.
En la ciudad, sólo las áreas verdes con superficie mayor de 1 hectárea son contabilizadas en los mapeos municipales. El estudio de Vera demuestra que, si bien a día de hoy la planificación no los tiene en cuenta, los patios y jardines de las viviendas supondrían un incremento del 40% de las áreas verdes consideradas por el mapeo del Ayuntamiento.
En el caso concreto de la zona norte de Rio de Janeiro, diseñada a principios del siglo XX bajo el modelo de la ciudad jardín y con presencia importante de vivienda social, la densificación incentivada desde el Ayuntamiento está llevando a la ocupación de los antiguos jardines por nuevas viviendas, piscinas o barbacoas. En la actualidad, esta zona se ha convertido en la más degradada ambientalmente de toda la ciudad, con los índices más elevados de ruido y contaminación del aire.
Las áreas verdes son fundamentales para reducir estos problemas: favorecen la disminución de la temperatura, absorben contaminantes y sirven de barrera para el ruido. De este modo contribuyen también a mejorar el confort dentro de las viviendas. A pesar de los numerosos beneficios, tanto a nivel individual como colectivo, muchos residentes optan por reducir al máximo sus áreas ajardinadas.
La propuesta de Vera consiste en la generación de políticas públicas participativas que incentiven el aumento de las áreas ajardinadas dentro de las parcelas de uso residencial mediante mecanismos de control (área mínima por lote y tasa de permeabilidad del suelo) y de compensación financiera, bajo el principio de protector-receptor. Reducciones fiscales como el IBI verde, que ya está aplicándose en Belo Horizonte y en países como Canadá, es un ejemplo de este tipo de incentivos.