Aprendizajes del laboratorio de transformación del Museo Nacional de Artes Decorativas

Aprendizajes del laboratorio de transformación del Museo Nacional de Artes Decorativas

El pasado 11 de septiembre el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) fue el escenario del primer diálogo (im)probable fuera del espacio del itdUPM. El evento contó con la participación de David Mingorance Puga, responsable del proyecto en AIDI, y Lucía Aguirre Vaquero, del Departamento de Comunicación y Difusión del MNAD. Ambos explicaron cómo surgió La Batidora y los objetivos que ha buscado lograr.

La Batidora: un laboratorio ciudadano en el MNAD

La Batidora es un laboratorio ciudadano que surgió en 2022 con el objetivo de transformar el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) desde dentro, abriéndolo a la participación ciudadana para «hacer del museo un espacio más poroso y comprometido con las problemáticas del presente y los retos del futuro», según explicó David Mingorance Puga. El proyecto se estructuró en torno a cuatro ejes temáticos: democracia, pensamiento crítico, identidad y sostenibilidad, que sirvieron como guía para la participación de la comunidad en la planificación del museo.

Por su parte y en representación del museo, Lucía Aguirre habló sobre cómo la comunidad ha sido parte integral del proyecto. “Queríamos que la comunidad tuviera un papel activo, que se sintiera parte del museo y de sus decisiones”, comentó. El MNAD buscó, a través de La Batidora, involucrar a los ciudadanos en las decisiones sobre el futuro de las colecciones, las actividades y las políticas del museo.

Uno de los temas más debatidos fue la importancia de mantener una escucha activa hacia la comunidad. David Mingorance señaló que “la participación no es algo que se pueda dar por hecho; hay que construirla día a día, escuchando lo que la gente quiere y necesita”. El proyecto permitió que la comunidad presentara sus propias propuestas, desde intervenciones artísticas hasta ideas sobre cómo mejorar la relación del museo con el público.

Desafíos de la autogestión y el acompañamiento institucional

El diálogo también abordó los retos que enfrentó el proyecto, en particular el equilibrio entre la autogestión de la comunidad y la necesidad de mediación por parte del museo. David Mingorance explicó que “la autogestión es un proceso delicado. Aunque se busca que los grupos se organicen solos, siempre es necesario un acompañamiento que permita desbloquear situaciones”.

Por su parte, Lucía Aguirre agregó que uno de los desafíos fue mantener la participación constante durante un periodo tan largo: “No siempre es fácil que la gente se implique. Pero una vez que se crean lazos afectivos dentro de la comunidad, se convierte en un espacio de intercambio y aprendizaje mutuo”.

El futuro de la Batidora y su continuidad

Al final del evento, se conversó sobre la sostenibilidad del proyecto y cómo asegurar que la comunidad siga activa una vez que La Batidora finalice. “El objetivo es que la comunidad pueda autogestionarse incluso sin la intervención del museo, pero para eso se requiere que los vínculos y las dinámicas estén bien consolidadas”, puntualizó David Mignorence..

Lucía Aguirre comentó sobre la escalabilidad del proyecto: “La Batidora no es un proyecto aislado, sino un modelo que puede replicarse en otros museos e instituciones culturales”. Durante el proceso, el equipo ha documentado los aprendizajes y propuestas generadas, con el objetivo de que otras entidades puedan aplicar las mismas metodologías participativas en sus propios contextos.

El diálogo cerró con una invitación a seguir pensando en cómo las instituciones culturales pueden abrirse más a la ciudadanía. “Este museo es vuestro”, concluyó Aguirre, reiterando el compromiso del MNAD de seguir trabajando con la comunidad más allá de La Batidora.

El pasado 11 de septiembre el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) fue el escenario del primer diálogo (im)probable fuera del espacio del itdUPM. El evento contó con la participación de David Mingorance Puga, responsable del proyecto en AIDI, y Lucía Aguirre Vaquero, del Departamento de Comunicación y Difusión del MNAD. Ambos explicaron cómo surgió La Batidora y los objetivos que ha buscado lograr.

La Batidora: un laboratorio ciudadano en el MNAD

La Batidora es un laboratorio ciudadano que surgió en 2022 con el objetivo de transformar el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) desde dentro, abriéndolo a la participación ciudadana para «hacer del museo un espacio más poroso y comprometido con las problemáticas del presente y los retos del futuro», según explicó David Mingorance Puga. El proyecto se estructuró en torno a cuatro ejes temáticos: democracia, pensamiento crítico, identidad y sostenibilidad, que sirvieron como guía para la participación de la comunidad en la planificación del museo.

Por su parte y en representación del museo, Lucía Aguirre habló sobre cómo la comunidad ha sido parte integral del proyecto. “Queríamos que la comunidad tuviera un papel activo, que se sintiera parte del museo y de sus decisiones”, comentó. El MNAD buscó, a través de La Batidora, involucrar a los ciudadanos en las decisiones sobre el futuro de las colecciones, las actividades y las políticas del museo.

Uno de los temas más debatidos fue la importancia de mantener una escucha activa hacia la comunidad. David Mingorance señaló que “la participación no es algo que se pueda dar por hecho; hay que construirla día a día, escuchando lo que la gente quiere y necesita”. El proyecto permitió que la comunidad presentara sus propias propuestas, desde intervenciones artísticas hasta ideas sobre cómo mejorar la relación del museo con el público.

Desafíos de la autogestión y el acompañamiento institucional

El diálogo también abordó los retos que enfrentó el proyecto, en particular el equilibrio entre la autogestión de la comunidad y la necesidad de mediación por parte del museo. David Mingorance explicó que “la autogestión es un proceso delicado. Aunque se busca que los grupos se organicen solos, siempre es necesario un acompañamiento que permita desbloquear situaciones”.

Por su parte, Lucía Aguirre agregó que uno de los desafíos fue mantener la participación constante durante un periodo tan largo: “No siempre es fácil que la gente se implique. Pero una vez que se crean lazos afectivos dentro de la comunidad, se convierte en un espacio de intercambio y aprendizaje mutuo”.

El futuro de la Batidora y su continuidad

Al final del evento, se conversó sobre la sostenibilidad del proyecto y cómo asegurar que la comunidad siga activa una vez que La Batidora finalice. “El objetivo es que la comunidad pueda autogestionarse incluso sin la intervención del museo, pero para eso se requiere que los vínculos y las dinámicas estén bien consolidadas”, puntualizó David Mignorence..

Lucía Aguirre comentó sobre la escalabilidad del proyecto: “La Batidora no es un proyecto aislado, sino un modelo que puede replicarse en otros museos e instituciones culturales”. Durante el proceso, el equipo ha documentado los aprendizajes y propuestas generadas, con el objetivo de que otras entidades puedan aplicar las mismas metodologías participativas en sus propios contextos.

El diálogo cerró con una invitación a seguir pensando en cómo las instituciones culturales pueden abrirse más a la ciudadanía. “Este museo es vuestro”, concluyó Aguirre, reiterando el compromiso del MNAD de seguir trabajando con la comunidad más allá de La Batidora.