Filantropía comunitaria para fortalecer vínculos desde lo local

Filantropía comunitaria para fortalecer vínculos desde lo local

El 14 de junio a las 15:30 hablamos sobre el potencial de las fundaciones comunitarias para generar pequeños tejidos de filantropía que empoderen a las personas y organizaciones a nivel local.

¿Cómo fue la sesión?

Las fundaciones comunitarias son organizaciones no lucrativas cuyo fin es fortalecer y articular la sociedad en aquellos territorios donde trabajan –localidades, comarcas, pequeñas ciudades o barrios–, canalizando recursos y competencias para la resolución de necesidades e iniciativas de interés común a su población. La Asociación Española de Fundaciones (AEF), que actualmente tiene más de 900 fundaciones asociadas, ha sido la principal precursora de las fundaciones comunitarias en España.

La primera fundación comunitaria nació hace más de 100 años en Cleveland, Ohio. Desde entonces, las fundaciones se han ido adaptando a contextos y momentos muy diferentes, y a día de hoy están bastante extendidas en Europa (existen actualmente unas 850, según la investigación de European Community Foundation Initiative). Rosa Gallego definió las principales características que distinguen a una fundación comunitaria: su ámbito geográfico determinado de trabajo (barrios, ciudades, comarcas…) y la gran diversidad de temas que tratan y que afectan a las comunidades. Además, ofrecen mayores incentivos para los donantes: los ayudan a llevar a cabo su contribución, ponerse en contacto entre ellos…

En México las Fundaciones Comunitarias llevan ya más de 10 años transformando la vida de las personas y la manera de hacer filantropía. Existen un total de 17 fundaciones en 16 estados del país, dedicadas a muy diversas temáticas. “Una fundación comunitaria es un potenciador de la filantropía local: permite pasar de una filantropía de intercambio a de recursos a una filantropía que permita cambios estructurales”, afirmaba Agustín Landa. Frente a la desprotección que en muchas ocasiones sufren las organizaciones de la sociedad civil, las fundaciones comunitarias permiten a las poblaciones tomar las riendas de su futuro, “ser fuerza política”. “Las fundaciones son ese espacio de innovación social que debe existir en las comunidades”, afirmaba Agustín. Alineadas con las agendas de sostenibilidad a nivel global, este tipo de fundaciones “están a la vanguardia en tendencias filantrópicas”.

Estas fundaciones, al estar basadas en el territorio, sirven como interlocutores entre el gobierno y la sociedad civil. Permiten fortalecer el tejido local, pero también atraer fondos externos. Para promover cambios sistémicos, cambiar la forma de hacer filantropía se convierte en un eje fundamental.

El 14 de junio a las 15:30 hablamos sobre el potencial de las fundaciones comunitarias para generar pequeños tejidos de filantropía que empoderen a las personas y organizaciones a nivel local.

¿Cómo fue la sesión?

Las fundaciones comunitarias son organizaciones no lucrativas cuyo fin es fortalecer y articular la sociedad en aquellos territorios donde trabajan –localidades, comarcas, pequeñas ciudades o barrios–, canalizando recursos y competencias para la resolución de necesidades e iniciativas de interés común a su población. La Asociación Española de Fundaciones (AEF), que actualmente tiene más de 900 fundaciones asociadas, ha sido la principal precursora de las fundaciones comunitarias en España.

La primera fundación comunitaria nació hace más de 100 años en Cleveland, Ohio. Desde entonces, las fundaciones se han ido adaptando a contextos y momentos muy diferentes, y a día de hoy están bastante extendidas en Europa (existen actualmente unas 850, según la investigación de European Community Foundation Initiative). Rosa Gallego definió las principales características que distinguen a una fundación comunitaria: su ámbito geográfico determinado de trabajo (barrios, ciudades, comarcas…) y la gran diversidad de temas que tratan y que afectan a las comunidades. Además, ofrecen mayores incentivos para los donantes: los ayudan a llevar a cabo su contribución, ponerse en contacto entre ellos…

En México las Fundaciones Comunitarias llevan ya más de 10 años transformando la vida de las personas y la manera de hacer filantropía. Existen un total de 17 fundaciones en 16 estados del país, dedicadas a muy diversas temáticas. “Una fundación comunitaria es un potenciador de la filantropía local: permite pasar de una filantropía de intercambio a de recursos a una filantropía que permita cambios estructurales”, afirmaba Agustín Landa. Frente a la desprotección que en muchas ocasiones sufren las organizaciones de la sociedad civil, las fundaciones comunitarias permiten a las poblaciones tomar las riendas de su futuro, “ser fuerza política”. “Las fundaciones son ese espacio de innovación social que debe existir en las comunidades”, afirmaba Agustín. Alineadas con las agendas de sostenibilidad a nivel global, este tipo de fundaciones “están a la vanguardia en tendencias filantrópicas”.

Estas fundaciones, al estar basadas en el territorio, sirven como interlocutores entre el gobierno y la sociedad civil. Permiten fortalecer el tejido local, pero también atraer fondos externos. Para promover cambios sistémicos, cambiar la forma de hacer filantropía se convierte en un eje fundamental.