Laboratorios ciudadanos en red: experimentación y cooperación social para la construcción de lo común en Madrid

Laboratorios ciudadanos en red: experimentación y cooperación social para la construcción de lo común en Madrid

El 18 de septiembre el itdUPM fue el escenario de un nuevo Diálogo (im)probable. En esta ocasión, Marcos García, gestor cultural independiente y exdirector de Medialab Prado, nos habló sobre la creación de laboratorios ciudadanos como infraestructuras sociales y espacios de colaboración.

 “Lo que hablaré aquí es una combinación de muchas conversaciones que hemos tenido con diferentes actores, incluido el itdUPM y su equipo”, comentó, situando su intervención en un contexto amplio que abarcaba tanto la teoría como la práctica en la gestión de laboratorios ciudadanos.

Laboratorios ciudadanos: de la teoría a una metodología colaborativa

Nuestro invitado comenzó explicando el enfoque teórico que sustenta su exposición, mencionando a autores como Elinor Ostrom y Mariana Mazzucato y destacó la importancia de los bienes comunes y la capacidad de las comunidades para organizarse y gestionar sus propios recursos de manera sostenible. Según García, los laboratorios ciudadanos representan un modelo de institución que permite a las personas contribuir activamente en la creación de soluciones colectivas frente a los retos que enfrentan sus comunidades.

Luego, describió el funcionamiento de los laboratorios ciudadanos, como espacios donde se invita a cualquier persona a proponer ideas o colaborar en proyectos colectivos. Estos espacios no solo generan prototipos, sino que construyen comunidades de práctica y aprendizaje. “La colaboración puede generar prototipos y la construcción de comunidades de práctica y aprendizajes”, explicó, subrayando el potencial de estos laboratorios para transformar la vida en común.

La metodología para su implementación incluye una fase inicial exploratoria, seguida por una convocatoria abierta, donde los proyectos seleccionados se desarrollan en talleres de prototipado. hizo hincapié en que la colaboración no solo se limita a lo local: “No solo queremos colaboración a una escala local, sino a distancia, y esto permite que estas iniciativas puedan hacerse en red”.

Laboratorios ciudadanos en red

Uno de los temas más importantes de la exposición fue el desarrollo de redes de laboratorios ciudadanos como una estructura fundamental para potenciar la colaboración. Marcos García destacó cómo la creación de estas redes, tanto a nivel local como internacional, permite generar sinergias entre diferentes nodos, facilitando que los proyectos se multipliquen y tengan un mayor impacto.

Como ejemplo de este enfoque, mencionó los Labs bibliotecarios, implementados simultáneamente en diversas bibliotecas de España desde 2017 para impulsar la innovación y maximizar la colaboración entre instituciones. En estos laboratorios, se coordinaron en red todas las fases del proceso, desde la convocatoria hasta la implementación, lo que permitió una mayor conexión y cooperación entre proyectos diversos. “Los laboratorios ciudadanos son una innovación iberoamericana, esta idea de que se ha replicado en diferentes contextos nos propone cómo podría ser esta estructura, pero en red”, explicó.

Además, destacó que la infraestructura digital desempeña un papel fundamental en este proceso, ya que facilita la documentación de los proyectos locales, permitiendo que puedan ser replicados y adaptados en otros contextos.

Proyectos y aprendizajes

A continuación, ilustró su exposición con ejemplos de proyectos surgidos en laboratorios ciudadanos, destacando el diseño de prótesis para niños en Medialab Prado, un proyecto colaborativo que reunió a diseñadores, ingenieros y familias. También mencionó el caso del aerogenerador del huerto de Adelfas, que, a pesar de no cumplir con sus expectativas, generó valiosos aprendizajes. “Aunque fallido, generó aprendizajes. Los errores no solo se aceptan, se convierten en oportunidades para seguir avanzando en otras direcciones”, comentó.

Otro ejemplo fue el Laboratorio Ciudadano de la Dehesa de la Villa, donde se realizaron proyectos como el análisis de la salud del suelo y un programa de memoria oral. Estos laboratorios, explicó García, son espacios que promueven la participación comunitaria y permiten abordar problemas concretos de forma colaborativa.

Concluyó su intervención subrayando el potencial de los laboratorios ciudadanos como infraestructuras sociales capaces de fomentar la colaboración y la innovación. “El objetivo es seguir intensificando los niveles de experimentación y colaboración social, tanto en lo local como a distancia”, afirmó, invitando a los asistentes a participar en la expansión y consolidación de estos espacios.

El 18 de septiembre el itdUPM fue el escenario de un nuevo Diálogo (im)probable. En esta ocasión, Marcos García, gestor cultural independiente y exdirector de Medialab Prado, nos habló sobre la creación de laboratorios ciudadanos como infraestructuras sociales y espacios de colaboración.

“Lo que hablaré aquí es una combinación de muchas conversaciones que hemos tenido con diferentes actores, incluido el itdUPM y su equipo”, comentó, situando su intervención en un contexto amplio que abarcaba tanto la teoría como la práctica en la gestión de laboratorios ciudadanos.

Laboratorios ciudadanos: desde la teoría a una metodología colaborativa

Nuestro invitado comenzó explicando el enfoque teórico que sustenta su exposición, mencionando a autores como Elinor Ostrom y Mariana Mazzucato y destacó la importancia de los bienes comunes y la capacidad de las comunidades para organizarse y gestionar sus propios recursos de manera sostenible. Según García, los laboratorios ciudadanos representan un modelo de institución que permite a las personas contribuir activamente en la creación de soluciones colectivas frente a los retos que enfrentan sus comunidades.

Luego, describió el funcionamiento de los laboratorios ciudadanos, como espacios donde se invita a cualquier persona a proponer ideas o colaborar en proyectos colectivos. Estos espacios no solo generan prototipos, sino que construyen comunidades de práctica y aprendizaje. “La colaboración puede generar prototipos y la construcción de comunidades de práctica y aprendizajes”, explicó, subrayando el potencial de estos laboratorios para transformar la vida en común.

La metodología para su implementación incluye una fase inicial exploratoria, seguida por una convocatoria abierta, donde los proyectos seleccionados se desarrollan en talleres de prototipado. hizo hincapié en que la colaboración no solo se limita a lo local: “No solo queremos colaboración a una escala local, sino a distancia, y esto permite que estas iniciativas puedan hacerse en red”.

Laboratorios ciudadanos en red

Uno de los temas más importantes de la exposición fue el desarrollo de redes de laboratorios ciudadanos como una estructura fundamental para potenciar la colaboración. Marcos García destacó cómo la creación de estas redes, tanto a nivel local como internacional, permite generar sinergias entre diferentes nodos, facilitando que los proyectos se multipliquen y tengan un mayor impacto.

Como ejemplo de este enfoque, mencionó los Labs bibliotecarios, implementados simultáneamente en diversas bibliotecas de España desde 2017 para impulsar la innovación y maximizar la colaboración entre instituciones. En estos laboratorios, se coordinaron en red todas las fases del proceso, desde la convocatoria hasta la implementación, lo que permitió una mayor conexión y cooperación entre proyectos diversos. “Los laboratorios ciudadanos son una innovación iberoamericana, esta idea de que se ha replicado en diferentes contextos nos propone cómo podría ser esta estructura, pero en red”, explicó.

Además, destacó que la infraestructura digital desempeña un papel fundamental en este proceso, ya que facilita la documentación de los proyectos locales, permitiendo que puedan ser replicados y adaptados en otros contextos.

Proyectos y aprendizajes

A continuación, ilustró su exposición con ejemplos de proyectos surgidos en laboratorios ciudadanos, destacando el diseño de prótesis para niños en Medialab Prado, un proyecto colaborativo que reunió a diseñadores, ingenieros y familias. También mencionó el caso del aerogenerador del huerto de Adelfas, que, a pesar de no cumplir con sus expectativas, generó valiosos aprendizajes. “Aunque fallido, generó aprendizajes. Los errores no solo se aceptan, se convierten en oportunidades para seguir avanzando en otras direcciones”, comentó.

Otro ejemplo fue el Laboratorio Ciudadano de la Dehesa de la Villa, donde se realizaron proyectos como el análisis de la salud del suelo y un programa de memoria oral. Estos laboratorios, explicó García, son espacios que promueven la participación comunitaria y permiten abordar problemas concretos de forma colaborativa.

Concluyó su intervención subrayando el potencial de los laboratorios ciudadanos como infraestructuras sociales capaces de fomentar la colaboración y la innovación. “El objetivo es seguir intensificando los niveles de experimentación y colaboración social, tanto en lo local como a distancia”, afirmó, invitando a los asistentes a participar en la expansión y consolidación de estos espacios.